





La explotación irracional de los recursos sobre la que se sostiene el modelo occidental ha convertido lo que eran campos de cultivo en polígonos industriales y la diversidad de cultivos propios de cada zona en monocultivos que banalizan el paisaje. El antiguo tejido continuo de naturaleza, formado por espacios naturales con hábitats apropiados para el desarrollo de la biodiversidad, se ha ido fragmentando hasta el punto que cada vez es más difícil el tránsito entre una “isla” de naturaleza y otra, a través de lo que llamaríamos “corredores biológicos“, como torrentes, bosques o caminos verdes donde encontrar escondrijo y comer. Esto hace que queden poblaciones aisladas y se empobrezcan genéticamente; es unos de los mecanismos principales que conducen a la extinción de especies. En toda Europa los cambios de usos del suelo ha sido un factor clave de cambio y ha afectado a muchas poblaciones de flora y fauna. La comunidad de Lepidópteros se ha visto muy afectada por ello (Publicación relacionada, VVAA).